¿No tienes nada que hacer? pues vete a descular hormigas: quiero dos montoncitos, a la derecha las cabecitas y a la izquierda los culitos. Emo 2 de 3. Avanzaba por su paraíso. No quería ni siquiera ver el árbol, porque le recordaba a esa mujer. Ella, que fue su primer amor, su hada marina, su inspiración y la socia de muchos mundos inimaginables. Esa niña que a veces llegaba ahí, temerosa de romper la paz del lugar, pero que después no se podía ir. Inolvidable esa vez que mojó su hombro y se llamó cobarde. No, eres la mujer más valiente que conozco. Temes y aún así sigues adelante. Después de eso, lo esperaba aunque lloviera, aunque estuviera cansada y hambrienta. Cuando estaban juntos, el mañana y el ayer no existían; soñaban con que eran aliento y estarían solos en éste lugar eternamente. La sentaba entre sus piernas, la rodeaba con sus brazos y la dejaba escuchar el palpitar de su corazón mientras contaba anécdotas simples para provocar su risa. Le enseñaba a ver al viento, a ubicar...
¿No has escuchado eso de que cada vez que elijas algo para leer tienes que pensar en lo que dirá la gente de tí si mueres a media lectura? No mames, vete a leer algo que te de buena reputación.